No romper la cadena del frío

 

No romper la cadena del frío.

 

La cadena del frío, es el proceso que garantiza la calidad de los alimentos que necesitan una baja temperatura para su conservación, desde que se encuentran en estado natural o elaborado, hasta su consumo.

 

Por qué no debe romperse la cadena del frío?

Tanto la congelación como la refrigeración detienen o ralentizan la actividad bacteriana, no la eliminan; así al calentarse, las bacterias reanudan su actividad. Cada vez que se repita este ciclo, mayor es el número de bacterias que se incorporan, con lo que aumenta la posibilidad de que el producto se  deteriore y se produzcan toxinas.

Y pueden perderse algunas de las características del producto, como color, textura, sabor y olor.

 

¡No volver a recongelar nunca un alimento que se descongelo!

 

Tres son los factores que en la actividad de “caravaning” pueden aumentar las posibilidades de la ruptura de la cadena del frío

1ª.- La variada gama de refrigeradores con los que están equipados nuestros vehículos (de armario, con una o dos puertas, de arcón , portátiles), las distintas fuentes de alimentación (12v, 220v, gas), y las altas temperaturas que pueden alcanzar los habitáculos a pleno sol, no garantizan en muchos casos una optima temperatura de conservación.

Debemos conocer con total seguridad la capacidad de refrigeración y/o congelación de nuestro equipo y su comportamiento con las fuentes de alimentación que utilicemos.

2ª.- El establecimiento donde compremos los productos, es el eslabón que no podemos controlar, sobre todo cuando posiblemente sea la primera vez donde vayamos a comprar.

No es fácil,  pero hay indicios para desechar los productos:

Si el envase tiene mucho hielo, puede indicar que se ha descongelado y vuelto a congelar.

Si los envases están rotos o deteriorados.

Si el pescado presenta manchas marrones, como de quemaduras.

Si la carne presenta un aspecto poco brillante, como marrón reseco.

Si los mariscos presentan marchas negras en sus cabezas, o aspecto reseco.

3ª.- Nuestra propia manipulación.

Utilizar una nevera portátil o bolsa isotérmica para trasladar el producto, desde el establecimiento comercial, a nuestro frigorífico.

Seguir las normas básicas para la descongelación de los productos:

Carnes y pescados en crudo, descongelar dentro del frigorífico.

Verduras ultracongeladas, directamente en recipiente con agua hirviendo o cestilla para cocer al vapor.

Platos preparados, seguir instrucciones fabricante.

Ojo con los helados, no volver a congelar

 

 

 


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